Titular es difícil. No sólo a nivel literario, sino que para muchos periodistas condensar la idea principal en una frase es una ejercicio harto complicado.
Por esto a veces encontramos titulares que después poco tienen que ver con la noticia o que exageran de alguna manera el mensaje. Eso me ha pasado con un titular sobre los datos de 2014 de la Federación de Gremios de Editores.
El titular venía a decir que compramos más libros pero leemos menos. Al leerlo, pensé que estábamos cayendo en aquella vanidad de los antiguos romanos de comprar libros y tenerlos sólo por el prestigio de contar con una biblioteca personal en casa.
Por un lado me alegré por las editoriales y las librerías, pero obviamente mal porque lo que queremos no es un país donde la gente tenga solo libros decorando el salón, queremos un país que lea. Que lea mucho. Cuanto más mejor.
Pero no. No es ese el caso y la realidad, para la literatura, es triste. El problema está en las palabras. No es incorrecto decir que se venden más libros, pero claro, libro no es igual a literatura. Hasta el más cazurro puede tener libros en casa, claro que a lo mejor estos libros hablan de cómo aumentar la masa muscular (recordando un triste programa de Callejeros que vi recientemente).
Se venden más libros en España, siendo los libros de texto y los de carácter técnico los responsables de que durante 2014 se hayan vendido un 0,6% más que el año anterior.
Sin embargo, las ventas de libros de literatura han descendido un 4,6%, dato que desde la Federación achacan aldescenso del índice de lectura en España.
En España se lee… o no. Realmente no se puede hablar claro ya que no contamos con datos estatales de las bibliotecas públicas y mucho menos se cruzan datos de la lectura pública con la “lectura privada” derivada de la venta de libros.
Un noticia agridulce que, aunque bien revela el interés por mejorar los conocimientos técnicos, deja en mal lugar el interés por la literatura, tan necesaria en el desarrollo de habilidades tan importantes como la empatía.
