“La literatura representa una hipérbole, una exageración a menudo monstruosa de los seres humanos, para que podamos ver cómo somos. Es una cartografía del ser humano, desde lo más horrendo hasta lo más noble”. Así definió el autor español Javier Cercas, a la creación literaria, durante una charla que sostuvo en la 41 edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
El autor de El impostor (su reciente libro) comentó que en esa hipérbole encajan todos los clásicos, por ejemplo, “está Macbeth que es la hipérbole monstruosa de la traición, Hamlet que es ver hasta dónde puede llegar la autoconciencia; Romeo y Julieta es la exageración del amor romántico y Enric Marco, mi personaje, representa el extremo de la impostura”
Cercas señaló que todos los humanos tienen un granito de esos personajes, pero no los llevan a la realidad debido a las reglas éticas que rigen la sociedad; sin embargo, la literatura –dijo– sirve para darse cuenta de que todas las personas son actores con la capacidad de llevar al extremo sus deseos.
“La obligación de la literatura y del pensamiento es entender lo peor de nosotros. Por eso creo que es más importante entender al verdugo que a la víctima. Necesitamos entender el mal para que no se repita, aunque lo complaciente es decir: no hablemos del monstruos como Hitler, pero eso no basta”, indicó.
Y añadió: ya sabemos que Hitler fue un monstruo pero la pregunta es ¿por qué ese psicópata rodeado de una banda de gángsters sedujo y fascinó al pueblo más culto de la tierra y a medio mundo? Esa es la pregunta y si alguien fuera capaz de explicarnos el porqué, ese sí sería el primer paso para que no volvieran ocurrir atrocidades y para eso está la literatura”.
LA HISTORIA. Javier Cercas también aceptó que después de escribir Soldados de Salamina (considerada su obra cúspide), descubrió un gusto e interés literario por la historia. “Antes de los Soldados de Salamina, y no es que quiera decir que los libros anteriores son inferiores, no aparece (en mis novelas) la historia. No es que ahora sólo haga novelas históricas, pero es un tema que sirve para hablar de la figura del héroe”.
El escritor dijo que ese elemento está presente en El Impostor y Anatomía de un instante, las cuales definió como dos novelas sin ficción que resumen la vida política y el fracaso de la democracia española. “Son libros en los que quería escribir para que la historia tuviera un papel importante”, dijo.
En la conversación que sostuvo, se le cuestionó al autor sobre su definición de la industria de la memoria, a lo que Cercas respondió que es un término sin sentido y palabras que ciertos grupos han identificado como la mejor manera de dominar el presente.
“El concepto no me parece útil. La memoria es un ejercicio personal, individual, subjetivo, parcial y tiene que ser así, pero la historia debe ser total y colectiva. En los países donde se usa esa palabra, no tiene sentido para mi. Por ejemplo el Movimiento para la recuperación de la memoria histórica que sucedió en mi país, pecó por defecto porque somos una democracia que sigue teniendo cadáveres”.
Cercas comentó que la gente no quiere escuchar la verdad, “así es posible que cualquiera pueda engañar. Se trata de un fenómeno universal: la historia no tiene un papel en la propia historia, hay una hipertrofia de la memoria y sin ella, no somos nada”.
CERVANTES. Sobre su novela El Impostor, que narra la mentira de Enric Marco -un falso superviviente de un campo de concentración nazi, quien a los cincuenta años, harto de la monotonía de su vida, decidió construir un pasado heroico-, dijo que su personaje es como un Alonso Quijano.
“Quijano es un señor de 50 años que se la pasa encerrado y soñando, hasta que dijo basta y decidió llevar sus sueños a la realidad. Así creó a Quijote y no es Don Quijote confunda la realidad con los sueños, sino que lleva la ficción a la realidad. Sólo así Quijano se inventa a un héroe”.
Por ello, con personaje Marco, hace lo mismo. “Tiene una infancia terrible, nace en un manicomnio, va a una que guerra pierde y pasa 30 años encerrado, tiene 50 años cuando el país se está reinventando (España) y dice: voy a llevar una vida intensa, seré un héroe de acorde a mis deseos. Se inventa un pasado de héroe de guerra, víctima de los nazis y representa de esa forma, los sueños que todos tenemos o la parte de impostores que tenemos. Mi personaje lleva su vida al borde de sus deseos, lo cual para nosotros (afortunadamente) está prohibido”.
El autor de El impostor (su reciente libro) comentó que en esa hipérbole encajan todos los clásicos, por ejemplo, “está Macbeth que es la hipérbole monstruosa de la traición, Hamlet que es ver hasta dónde puede llegar la autoconciencia; Romeo y Julieta es la exageración del amor romántico y Enric Marco, mi personaje, representa el extremo de la impostura”
Cercas señaló que todos los humanos tienen un granito de esos personajes, pero no los llevan a la realidad debido a las reglas éticas que rigen la sociedad; sin embargo, la literatura –dijo– sirve para darse cuenta de que todas las personas son actores con la capacidad de llevar al extremo sus deseos.
“La obligación de la literatura y del pensamiento es entender lo peor de nosotros. Por eso creo que es más importante entender al verdugo que a la víctima. Necesitamos entender el mal para que no se repita, aunque lo complaciente es decir: no hablemos del monstruos como Hitler, pero eso no basta”, indicó.
Y añadió: ya sabemos que Hitler fue un monstruo pero la pregunta es ¿por qué ese psicópata rodeado de una banda de gángsters sedujo y fascinó al pueblo más culto de la tierra y a medio mundo? Esa es la pregunta y si alguien fuera capaz de explicarnos el porqué, ese sí sería el primer paso para que no volvieran ocurrir atrocidades y para eso está la literatura”.
LA HISTORIA. Javier Cercas también aceptó que después de escribir Soldados de Salamina (considerada su obra cúspide), descubrió un gusto e interés literario por la historia. “Antes de los Soldados de Salamina, y no es que quiera decir que los libros anteriores son inferiores, no aparece (en mis novelas) la historia. No es que ahora sólo haga novelas históricas, pero es un tema que sirve para hablar de la figura del héroe”.
El escritor dijo que ese elemento está presente en El Impostor y Anatomía de un instante, las cuales definió como dos novelas sin ficción que resumen la vida política y el fracaso de la democracia española. “Son libros en los que quería escribir para que la historia tuviera un papel importante”, dijo.
En la conversación que sostuvo, se le cuestionó al autor sobre su definición de la industria de la memoria, a lo que Cercas respondió que es un término sin sentido y palabras que ciertos grupos han identificado como la mejor manera de dominar el presente.
“El concepto no me parece útil. La memoria es un ejercicio personal, individual, subjetivo, parcial y tiene que ser así, pero la historia debe ser total y colectiva. En los países donde se usa esa palabra, no tiene sentido para mi. Por ejemplo el Movimiento para la recuperación de la memoria histórica que sucedió en mi país, pecó por defecto porque somos una democracia que sigue teniendo cadáveres”.
Cercas comentó que la gente no quiere escuchar la verdad, “así es posible que cualquiera pueda engañar. Se trata de un fenómeno universal: la historia no tiene un papel en la propia historia, hay una hipertrofia de la memoria y sin ella, no somos nada”.
CERVANTES. Sobre su novela El Impostor, que narra la mentira de Enric Marco -un falso superviviente de un campo de concentración nazi, quien a los cincuenta años, harto de la monotonía de su vida, decidió construir un pasado heroico-, dijo que su personaje es como un Alonso Quijano.
“Quijano es un señor de 50 años que se la pasa encerrado y soñando, hasta que dijo basta y decidió llevar sus sueños a la realidad. Así creó a Quijote y no es Don Quijote confunda la realidad con los sueños, sino que lleva la ficción a la realidad. Sólo así Quijano se inventa a un héroe”.
Por ello, con personaje Marco, hace lo mismo. “Tiene una infancia terrible, nace en un manicomnio, va a una que guerra pierde y pasa 30 años encerrado, tiene 50 años cuando el país se está reinventando (España) y dice: voy a llevar una vida intensa, seré un héroe de acorde a mis deseos. Se inventa un pasado de héroe de guerra, víctima de los nazis y representa de esa forma, los sueños que todos tenemos o la parte de impostores que tenemos. Mi personaje lleva su vida al borde de sus deseos, lo cual para nosotros (afortunadamente) está prohibido”.